miércoles, 24 de noviembre de 2010

Creo que llego Tu turno


Colocarte dentro de una definición seria limarte, y lo que siento, estoy segura, no tiene límites. Como tampoco los tiene el poder describirte, si eres culpable de los efectos que causas y enorme en la majestuosidad de tus virtudes. Suelo confundirme las rutas, y sospecho que una vez mas, el mapa esta guardado en mi mesita de luz. A veces me cuesta tanto tomar el tren del olvido que temo que la historia que de apoco construimos sea irreversiblemente intolerable en un futuro. Pero no te confundas, el hecho de sospechar lo que va a suceder no va a provocar que me detenga, mi cabeza nunca proceso esa acción y no creo, por lo que creo saber, que esta vez suceda lo contrario. Hay cosas que hoy ya se hicieron costumbre, tanto como mirar la novela a la una, o cenar cerquita de las diez, aunque espero por mi paciencia y la tuya, que no sean de esas costumbres tediosas que por hábito se llenan del insoportable peso de la rutina. Cuando imagino como es que las cosas en el universo se alinean, se superponen y se desarman, no puedo evitar pensar en el día en el que te conocí. Rezar, buscar, desconfiar se convirtió en un emblema. Al final siempre se trata de eso, pero sigo poniendo el mismo empeño que nunca, de todas maneras la pared siempre puede ponerse un poco mas dura. Sin buscarlo la indiferencia se transformo en una mirada, y fue esa mirada quien buscaba una caricia. Las ganas de compartir una cama, aunque ni siquiera significaba en mi cabeza nada que pueda relacionarse con sexo. Y mientras colgaba la ropa esa mañana después de despertarme de un sueño profundo en el que sin querer estabas, comprendí que lo imposible solo tarda un poco mas. Pero quería evitarte en mi subconsciente, o inconsciente como mejor lo quiera definir la psicología actual. Quería evitarte a vos y sin darme cuenta me estaba evitando a mí. Porque en definitiva todos buscamos alguna vez esa mirada que inventa una caricia que solo se siente de pupila a pupila. Y tal vez lo que están alrededor no noten que te miro, y creo que muchas veces vos tampoco notaste que lo hacia. Porque dentro de todas las cosas que haces siempre dejas prendida la alarma anti incendios. Como si supiese de alguna manera que todo esto va a terminar en un gran fuego imposible de controlar y menos aún, de olvidar. Vos queres escapar, buscar la adrenalina que alguien te dijo que existía en la vida, desprenderte de lo lógico, avanzar sin pensarlo tanto al borde del precipicio de tu conciencia. Y yo por mi parte, quiero escapar también, pero de mi, o completando la frase, de mi pasado. Y siendo dos almas solitarias en un mundo superpoblado nos encontramos, para comenzar este juego demencial en el que nunca se gana pero cada vez tiramos alguna palabra, que a esta altura tienen tanto de azar como los dados, surge la posibilidad latente de perderlo todo. Pero con las palabras en mi boca y los dados en mi mano comienzo esta nueva ronda, esperando que no se acabe tan pronto mi turno de jugar al life.


- A la ruleta te quiero llevar
roja la sangre, verde el paño de la libertad -

1 comentario:

Anónimo dijo...

che pelotuda te extraño..