lunes, 18 de octubre de 2010

Lo importante es que no se caiga la Estantería




Estaba aburrida en mi casa y decidí hacer un cambio. Dicen que los cambios profundos de dan de adentro hacia afuera, pero en mi caso y para no dejar de llevarle la contra a los libros de autoayuda, lo hice al revés. Decidí económicamente remodelar mi casa. Y cuando digo económicamente léase textual, porque lo único que hice fue cambiar los muebles de lugar.

Todo venia bien, la casa parecía mas grande, y la forma en que quedaron dimensionadas las dimensiones me agradaba, hasta que… ( y si algún problema debe surgir) me di cuenta que una pared quedaba demasiado vacía. Pero sin desilusionare y sorprendiéndome al hallar la respuesta tan fácilmente me propuse colocar una repisa. Mataba dos pájaros de un tiro: la pared no quedaba tan vacía y por fin iba a tener un lugar para darle santa sepultura a mis libros de medicina, y lucir los demás libros de mi colección.

Cuando averigüe por el precio de las estanterías me quería morir. Entiendo que todo esta mal, que somos un país tercermundista y hasta acepto a quienes sostienen que además somos un país bananero, pero 150 mangos una repisa es un robo. Y no piensen que era muy sofisticado, no, dos maderas, cuatro ganchos y todo al cómodo y accesible precio de un billete con la cara de Julio, de Argentino solo el documente, Roca, más uno con la cara de el siempre querido y recordado por todos los estudiantes Domingo Faustino Sarmiento, el fundador de la escuela argentina se llamaba Domingo que irónico no? Tantos días en la semana y le vienen a poner domingo, si se llamara Lunes, seria sin dudas uno de esos profesores que no te queres encontrar por que definitivamente seria muy mala onda, en cambio si se llamara Viernes los alumnos pensaría que es lo mejor que les puede pasar, se lo imaginarían como un hombre amante de las fiestas y el vino tinto, podría bien llamarse Miércoles lo que nos daría a suponer que seria un hombre conservador pero no demasiado, de esos agradables para una charla pero severos a la hora de defender las ideas, pero Domingo? Si los domingos ni la tarea haces, en fin, volviendo a lo estábamos, tenía muchas ganas de remodelar la casa pero no era mi intención gastar la guita que uso para comer en una semana en el proyecto.

Entonces sin caer en la desesperación, resolví ir a esos lugares en donde venden todo para hacer tu casa, al final del cuento solo quería una tabla y dos soportes nada más. Uno no sabe por que pero entra a esos lugares con UNA sola idea y sale con seis bolas.

Cuando llegue a la góndola de las maderas descubrí que había más tamaños, forma, grosores y colores que un sex shop. Cuando me decidí por la que iba a llevar, algo no muy grande, ni muy chico, nada muy oscuro ni muy claro, algo típico normal, ajustable a diversas situaciones, creí conveniente comprar dos, y si para bien o para mal tenía muchos libros que ordenar.

Conseguir los soportes fue otro tema, la medida de la madera aunque estaba escrita muy grande y en azul parecía haberse borrado, y como una idiota revolví las cajas y medí soporte por soporte cuando por fin conseguí los que precisaba solo quedaban dos, y yo necesitaba según mis cálculos matemáticos de peso y superficie como seis, y es cuando me di cuenta un señor todo vestido de rojo me miraba y sonreía tímidamente para intentar hacerme pensar que no me faltaba el respeto. Solo pudo decirme: “si te fijas ahí abajo están divididos por tamaño” y se fue sonriendo al principio, aunque al final del pasillo se sintió una carcajada. “Que boluda” pensé pero ya fue, tenia lo que quería y me estaba yendo cuando me acordé no que tenia tornillos, esa fue otra odisea aunque para mi suerte termino rápido, lo que hasta ese momento me preocupaba, el precio, fue lo ultimo que pensé, agarre una caja que decía “30 tornillos y 30 tarugos” y me fue.

Cuando me di cuenta que no tenia mecha para el taladro. Para mi fortuna los edificios se construyen muy mal y la que agarre con mis nulos conocimientos de ingeniería me sirvió, estaba en la caja dispuesta a pagar y me acorde que necesitaba una lamparita que en realidad fueron como cuatro las compre, por las dudas, uno nunca sabe cuando va a estar con abstinencia sexual y necesitar que “alguien” le cambie la lamparita, siempre hay que prepararse, y por si fuera poco también necesita una pila Doble A para mi reloj, ya me canse de llegar tarde a todos lados.

En fin pague y todo eso me salió menos de setenta peso, toma Roca y Sarmiento, me los guardo para el casino.

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